Omega


http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/02/actualidad/1480716915_697161.html

La vanguardia de Lorca, la de Poeta en Nueva York, la transgresora de obras como El público, la búsqueda de nuevos caminos de Morente, la melancolía de Cohen y la distorsión sonora de Lagartija («¡Conmigo crece el caos!», reza uno de sus mejores temas ajenos a Omega) se funden en una obra hija del bullicio de una ciudad única, capaz de parir hermanos musicales tan dispares desde las comidas en la Terraza de Juanillo y las interminables copas en El Local. Sin embargo, la película también da cuenta de las enormes dificultades, de las caídas, del abandono del baterista Eric Jiménez, de los desajustes en los primeros conciertos. Señal de que la apertura de nuevos caminos necesita también de sufrimiento.

La huella de Omega quedó marcada para siempre. Luego llegó la colaboración entre Morente y Sonic Youth. Y sus continuadores: los discos con palos flamencos de Los Planetas, el de Soleá Morente y Los Evangelistas. La huella de un pequeño vals de furia y ruido amamantado no en Viena, sino en Granada.